Observatorio de la Justicia: La Constitución No Es La Culpable

Observatorio de la Justicia: 

 LA CONSTITUCIÓN NO ES LA CULPABLE

Por  Dro. Erwin Lobos Ríos

Presidente del Instituto de Derecho 

Constitucional, Garantismo y Justicia

Dro. Erwin Lobos Ríos.

He estado señalando una serie de actitudes y conductas especialmente en la aplicación de la ley denominada “Ley de comisiones de Postulación”.  Las últimas convocatorias para Magistrados  tuvieron una manifestación notoria de manipulaciones, compadres hablados, nepotismo, cuestiones inaceptables para la integración de las Cortes de Justicia. Todo esto se reguló por esa ley precitada, promovida por la Diputada Nineth Montenegro con apoyo notorio y manifiesto de Organismos Extranjeros y países extraños de nuestro país. La tan elogiada panacea de solución al problema de las postulaciones, fué la que creó la situación y el ambiente para las manipulaciones, compromisos, intereses y el asalto a la institucionalidad de la Nación. Las universidades privadas fuere cual fuere el número, solo deberían tener un representante y no la gran fila que facilitó el oportunismo por la regulación de esa ley. Es decir que esta ley causó serios problemas a la institucionalidad del país. Ahora se dice que nos sirve que debe irse a manosear la Constitución y vuelve la tendencia a querer que el problema sea estrictamente de una ley y no de personas, de estructura, de intereses. 

Diputada Nineth Montenegro, foto Congreso de la República.

 
La Constitución Política de la República de Guatemala  no es culpable, por deficiencia o insuficiencia de regulación, de la situación que se dió en las convocatorias que debería ser normas de una ley ordinaria que resuelva esos problemas de multirepresentación y que ponga prohibiciones precisas sin tocar la Constitución, para evitar los compadres hablados o como el caso que un magistrado que está procesado haya puesto a su esposa como Magistrada, con el juego llamado el ganagana, que ha tirado por los suelos la majestad de la ley y de la justicia. Las reformas propuestas que tienen el pecado original de que se hicieron en gabinete no estrictamente por mayoría de ciudadanos, ni la minoría de ciudadanos, sino de poderes e intereses, y que hoy tiene dividido a el país deben ajustarse a la promulgación de leyes ordinarias específicamente de la Carrera Judicial evitando quebrar, fracturar, rescindir y debilitar el diseño original del poder soberano del Estado guatemalteco.