Observatorio de la Justicia:
La Trágica Fractura del Estado Constitucional de Derecho
Por el Dro. Erwin Lobos Ríos
Presidente del Instituto de Derecho Constitucional, Garantismo y Justicia
Dro. Erwin Lobos Ríos, Observatorio de la Justicia. |
El Estado Constitucional de Derecho, tiene su
institucionalidad debidamente organizada y esta tiene poderes, deberes y
responsabilidades claramente establecidas.
Estos principios para ser eficientes, deben sujetarse para el
cumplimiento de sus funciones, a políticas de Estado, instituidas sobre la base
del cumplimiento de deberes en concomitancia con los derechos esencialmente de
las personas y de los ciudadanos. En nuestro país históricamente ha existido
una tendencia de diversos grupos que van desde las izquierdas, las derechas,
los sectores tradicionales, las mafias, el crimen organizado, todo tipo de
tráfico, tanto de personas, de armas, de narco, tecnologías y relaciones perversas
con grupos internacionales y demás. El ostensible, debilitamiento institucional,
así como el desprecio al Derecho, al
orden Constitucional, a la justicia por principios y toda forma ajustada a
estándares de convivencia y paz humanas. Las dictaduras, los golpes de Estados,
las tres guerras vividas en Guatemala, la primera, llamada guerra fría, la
segunda la guerra ideológica con grupos armados y la tercera la guerra del
narcotráfico, el crimen organizado, la impunidad, la corrupción, el asalto a la
institucionalidad del Estado desviándolo de su institucionalidad del orden
constitucionalidad, son ejemplos de la fractura y de la terrible situación del
Estado de Derecho, que se ha vivido en el país. A esto debe agregarse una clase política fallida (no es el
Estado) que en sus luchas ilegitimas de interés, con desvíos perversos, han
logrado un Estado débil en beneficio de intereses
totalmente ajenos al Estado Constitucional de Derecho. La clase política
fallida, los políticos corruptos y una partidocracia cómplice, son la tragedia
nacional. Por la intermediación de los partidos políticos se ha llevado a la
administración del Estado a una burocracia inepta, corrupta, latrocida, cuyo
resultado ha sido los grandes daños, el atraso en el desarrollo y en el
crecimiento, en la seguridad jurídica y física de los guatemaltecos unos
índices de desnutrición de subdesarrollo humano, de falta de oportunidades, de
exclusión, marginamiento, ausencia eficaz de servicios de salud y educación, de
infraestructura pública y de tantos males en nuestro país.
La SAT perfecciona
la persecución contra los contribuyentes
pero no se perfecciona contra los extorsionadores, y delincuentes, los
asesinos de pilotos, a la criminalidad creciente en cantidad y peligrosidad. A
esto se agrega hoy un Gobierno en total atonía
y astenia, es decir inacción y sin incidencia en las propuestas de solución
eficaz. Se percibe un alto nivel creciente de ingobernabilidad que facilita
y construye nichos para la impunidad, el crimen organizado, la incertidumbre y
tristemente un inhumano servicio de salud con niveles precarios y vergonzosos
en la educación. ¿QUE HACER? debe convocarse a todos los guatemaltecos,
organizaciones y demás colectivos no partidarios a un gran pacto de gobernabilidad, con el exclusivo propósito que el gobierno
y un equipo eficaz cumpla con todos los
mandatos constitucionales. En segundo término que de manera urgente se establezca una
política de estado de promoción humana cumpliendo
los mandatos constitucionales obligatorios para el desarrollo de las personas,
sin exclusiones, ni discriminaciones, y con satisfacción de todos sus derechos
constitucionales. Finalmente una política de Estado coordinada debidamente para su
eficacia acerca de la seguridad
personal, la persecución de todo tipo de delincuentes, reforzando las
instituciones y sin autobombos para ningún funcionario. Todo siempre bajo el
permanente Estado de Derecho y con fiscalización del poder ciudadano. Esto debe ser
para hoy y ahora.
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